Nueva Zelanda comparte ambicioso proyecto para erradicar especies exóticas invasoras

29/06/2021

Predator Free 2050 es el nombre del programa impulsado por Nueva Zelanda, y que tiene por objetivo erradicar a los depredadores introducidos para el año 2050, a través de una estrategia que incluye a gobiernos locales y centrales, otras organizaciones y especialmente a la sociedad civil.

Para conocer más de esta iniciativa, el proyecto GEF Castor realizó un taller de experiencias de erradicación de especies exóticas invasoras (EII), con la participación de Dan Tompkins, gerente de Estrategía Científica de este programa: “Este es un proyecto que nos apasiona, se inició hace ya cinco años y ha tenido respuestas muy esperanzadoras, que queremos compartir para informar a los esfuerzos parecidos que se realizan en otras partes del mundo”, señaló Tompkins.

En 2017, el 94% del territorio de Nueva Zelanda contaba con la presencia de armiños, zarigüeyas y roedores, especies exóticas introducidas, provocando una gran cantidad de daño a la biodiversidad, particularmente a las aves. Ese mismo año, desde la Comisión parlamentaria del Medio Ambiente se emitió un informe llamado “Tesoros”, donde se señalaba que el 80% de la población de aves mostraba preocupante reducción, y la causa principal era la depredación permanente por parte de especies introducidas. Este fue el punto de inicio para la creación del programa Predator Free 2050, que actualmente ha logrado una erradicación exitosa en más de cien islas y santuarios principales dentro del país. La misión es tratar de eliminar estos tres depredadores de todo Nueva Zelanda.

“Volver a escuchar el sonido de las aves, esa es nuestra esperanza” comenta emocionada una de las habitantes de la isla, quien comparte su testimonio en la presentación del proyecto, mostrando el gran impacto cultural, además de ecológico, que tiene la conservación de la biodiversidad.

“La comunidad está en la esencia de este programa, porque ahí está la sensación de herencia o legado. Esto es algo que estamos haciendo para restaurar Nueva Zelanda para nuestra población y también para generaciones futuras. Entonces la cultura comunitaria y de participación con la naturaleza es una parte central y muy poderosa en la que se basa esta misión”, recalcó Dan Tompkins.

Carlos Olave, seremi del Medio Ambiente de Magallanes, agradeció la instancia en nombre del Ministerio y recalcó la necesidad de incorporar a la comunidad en un próximo plan de gobernanza que desarrollará el proyecto GEF Castor. “Es sumamente importante conocer otras experiencias y cómo están visualizando el tema a largo plazo. Consideramos que este tipo de actividades son beneficiosas para la comunidad en general, sobre todo ahora que queremos instalar un sistema de gobernanza en función de poder controlar estas especies que tanto daño están causando en nuestra región y en ambos países, tanto Chile como Argentina”, expresó.

Kia uru ora: volver a la vida

El programa Predator Free 2050 ha logrado tanta acogida dentro de la comunidad de la isla que actualmente cuenta con un apoyo medido que asciende a un 92% entre los habitantes de Wellington, capital nacional, quienes señalan estar a favor de la erradicación de estas especies. Es así como esta iniciativa se ha convertido en un movimiento por un territorio libre de depredadores, que instala un sentido de urgencia para prevenir mayores pérdidas de las especies locales, que son endémicas y actualmente se encuentran amenazadas. Con la frase «Kia uru ora» que el idioma indígena maorí se utiliza como un saludo informal, se hace un llamado más profundo, porque literalmente significa “esencia de la vida”.

El programa Libre de depredadores al 2050 desarrolla estrategias de gestión, financia proyectos de investigación, utiliza tecnología de alta gama y apoya a las comunidades en sus procesos de trampeo, educación y manejo de especies introducidas. El objetivo es apoyar a las comunidades que quieran proteger su biodiversidad, desarrollar capacidades y construir carreras en conservación.

Otro aspecto que destaca del Programa Predator Free 2050 es que trabajan en todo el país, abarcando un territorio equivalente a las superficies de la región de Magallanes y de Aysén. Se ha logrado, además, que otras reparticiones de gobierno apoyen la generación de empresas que fabrican y/o inventan equipos e insumos especializados en el control de especies exóticas invasoras. Esto ha significado triplicar el presupuesto inicial del proyecto, con la creación de puestos laborales. Además, se gestiona que la academia especialice estudiantes en esta problemática, evitando la dispersión de disciplinas.

Los resultados son evidentes, en el regreso de especies nativas como el pájaro petirrojo y el kākā, que habían estado ausentes por generaciones. “Además de la preservación de cada individuo y el rescate de las especies, es importante ver el rol de  estas especies nativas en los procesos ecosistémicos”, indicó Tompkins. “Restaurar los ecosistemas a su estado natural también implica beneficios en cuanto a reducción de emisiones de carbono, y eso impacta directamente con el manejo del cambio climático”, concluye.

Al respecto, Felipe Guerra, coordinador del proyecto GEF Castor recalcó la importancia del intercambio de experiencias, reconociendo la necesidad de instalar en la comunidad la preocupación por las especies exóticas invasoras, tanto a nivel cultural como educativo. “quizá es un tema de idiosincrasia: el poder poner una barrera cuando se trata de especies invasoras y reconocer cuánto es el daño que causan, de tal forma que lo incorporemos en nuestro ADN, porque realmente los impactos son profundos y complejos. El castor modifica ecosistemas completos, y esperamos que estas alternativas exitosas de manejo de las bioinvasiones sean un referente de cómo asumir estos desafíos, desde todos los niveles de acción; político, administrativo y de la sociedad civil en su conjunto”, concluyó.